"A mi hija, le abrieron el pecho, le sacaron el corazón... ¿Qué culpa tenía mi niña"?, dijo Francisco Velasco, un empobrecido campesino de 52 años originario de Salquil Grande, en el municipio de Nebaj, en el área de la etnia maya Ixil, al norte del departamento de Quiché (Norte).
Explicó que el Ejército llegó a su comunidad en agosto de 1982 y que en esa ocasión mataron a 12 miembros de su familia, incluyendo a su esposa, hijas, madre y sobrinos.
Informó que otra hija pequeña suya encontró el cuerpo de su hermana dentro de su rancho y que tenía el pecho abierto y sin corazón.
Dio cuenta que los nombres de sus familiares muertos están registrados en los informes de la verdad elaborados por la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH), de la ONU, y el de Recuperación de la Memoria Histórica (Remhi), este último presentado por el obispo Juan Gerardi, asesinado el 26 de abril de 1998, dos días después de su presentación.
Otro testigo, el cuarto de la jornada, Nicolás Toma, un agricultor de San Juan Cotzal, Quiché, también de la etnia Ixil, dijo que el Ejército llegó a su aldea Villa Hortencia Antigua y vio cómo mataron a los niños: "Les metieron bala en el pecho y salió por la espalda", explicó con la ayuda de un traductor. También dijo que los soldados empezaron a violar a las mujeres y las dejaban muertas.
Juan, el sexto testigo de la jornada, dijo que el Ejército quemó su casa y junto a su esposa e hijos huyeron, mientras un helicóptero bombardeaba la montaña.
"Los niños morían de hambre y del susto... Fuimos a buscar a mi patojo (niño), Pedro, de 5 años, ahí estaba tirado, mi chiquito muerto. (Años más tarde), los antropólogos sacaron los restos de mi patojito (niñito). (Ahora), por fin está enterrado en el cementerio de (municipio) Cunén", dijo.
Detalló que los soldados "primero quemaron las casas" y "a los niños que estaban allí les cortaron el pescuezo con cuchillo".
El siguiente testigo, Juan López, describió que "cuando los patrulleros encontraban a las mujeres las violaban. A los niños los estrellaban".
"El ejército mató a mi hermana y a sus hijos. Mi hija de 11 años y mi hijo de 3 murieron del susto y del hambre", dijo.
Agregó que cuando buscaron refugio en las montañas "le tapábamos la boca con trapos a los chiquitos para que no los oyeran llorar, o nos mataban".
"Le pido al Tribunal que reconozca el daño que me han hecho", demandó.
Según los testigos, los soldados "querían terminar con nosotros: quemaron nuestras casas y quemaron nuestra milpa" (cultivos).
Ríos Montt y su ex jefe de inteligencia militar, el también ex general José Mauricio Rodríguez, son enjuiciados por el Tribunal A de Mayor Riesgo por los delitos de genocidio y lesa humanidad.
La presidenta del Tribunal, la jueza Jazmín Barrios, tras concluir la jornada después de escuchar a un total de diez testigos, convocó a la décima jornada del debate oral y público, mañana jueves.
Todos los testimonios aportados hasta ahora en el "histórico" juicio corresponden a sobrevivientes de las al menos 15 matanzas ejecutadas por los militares en zonas montañosas de comunidades de mayas de la etnia ixil, en el departamento de Quiché.
Se tiene previsto que a partir de la próxima semana la defensa presente a los peritos que propuso y con los cuales pretende desvirtuar que en Guatemala haya ocurrido genocidio, sino un enfrentamiento entre el Ejército y la guerrilla.
Estos hechos fueron cometidos por las tropas durante el gobierno de facto de Ríos Montt, entre el 23 de marzo de 1982 y el 8 de agosto de 1983. Ríos Montt, de 86 años, accedió al poder mediante un golpe militar, pero fue depuesto por otro golpe castrense. Durante ese lapso el Ejército intensificó sus operaciones de "tierra arrasada" como parte de la lucha constrainsurgente.
Ríos Montt permanece bajo arresto domiciliario desde enero de 2012, mientras que Rodríguez, detenido en 2011, está internado en el hospital militar aduciendo problemas de salud.
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