lunes, 24 de febrero de 2014

Incautación de drogas en el país disminuye en los dos últimos años


Estadísticas de la Subdirección General de Análisis de Información Antinarcótica (SGAIA) de la Policía Nacional Civil (PNC), dan cuenta que la incautación de drogas en el país disminuyó en los últimos dos años.

Las cifras revelan que el decomiso de cocaína en 2011 fue de 2 mil 553.7 kilos mientras que en 2012 se redujo a la mitad, que corresponde a la cifra de 1,255.7 kilos. El próximo año, en 2013, se
confiscaron 2 mil 322 kilos. Hasta ayer se reportaban 1,421 kilos, luego de cantidades considerables incautadas en Puerto Barrios, Puerto Quetzal y la ciudad.

Estos números contrastan con las estadísticas en incautaciones que ocurrieron entre el 2006 y 2010, donde las autoridades reportaron cantidades hasta de 5 mil kilos de cocaína confiscadas en cada año. De acuerdo con el ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla, la reducción en el decomiso, obedece al redoble en los controles, lo que ha provocado que los narcotraficantes minimicen la cantidad que transportan para correr menos riesgo.

“Los cargamentos ya no son voluminosos, por ejemplo, si antes transportaban cien kilos y eran interceptados, esto representaba un golpe fuerte para la estructura, ahora prefieren que el flujo sea en menores cantidades y en mayor número de vehículos y contenedores instalados en las fronteras”, dijo López Bonilla. El funcionario explicó que la lucha contra el narcotráfico no se relaciona únicamente con la incautación de droga, con cultivos ilegales, lucha contra el lavado de dinero y extinción de bienes. Algo que no ocurría hace dos años. “Con la extinción de dominio se ha visto afectado el sistema económico financiero que sostiene a estos grupos. Ahora le duele al narco porque le va al corazón de su capacidad operativa”, añadió.

DECOMISOS OPORTUNOS

David Martínez Amador, especialista en conducta criminal del narcotráfico, señala que no hay que ver solo la disminución de los decomisos, sino la forma en que estos se han llevado a cabo.

“No veo qué organización criminal en términos normales pierda envíos de más de Q100 millones, y que se quede con las manos cruzadas. Parece muy conveniente, un claro ejemplo de que hay determinados grupos de narcotráfico que pueden estar en un grado de contubernio para salvarle la plana al Gobierno”.

“Es sospechoso que tengas golpe de suerte y no tengas ataques cuando por mucho menos hay hechos violentos”, sentenció.

TRASIEGO POR MAR

Según la directora del Instituto de Enseñanza para el Desarrollo Sostenible (Iepades), Carmen Rosa de León, en el informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU) del año pasado referente al trasiego de drogas en el mundo, en el apartado de Guatemala se señala que las rutas aéreas han disminuido y han aumentado las marítimas desde hace unos cuatro años.

La analista razona que las autoridades de Estados Unidos han aumentado los controles en las vías aéreas y por eso han optado por trasladar los cargamentos por “mar, que es mucho más grande”.

Por esto, Honduras ha destronado a Guatemala por ser el centro de distribución y tránsito de drogas en Centroamérica y la frontera entre los dos países se ha caracterizado por “ser muy violenta”.

Respecto de la complicidad de los gobiernos con los carteles de la droga, De León cree que es arriesgado hablar de eso, pero que en México se ha sabido que los gobernantes “son más complacientes con unos carteles para quedarse con un solo un frente abierto”.


 CADA VEZ MÁS “TUMBES”

Edgar Gutiérrez, director del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (Ipnusac), no cree que se hayan cambiado las rutas de la droga en los últimos diez años. Él piensa que se mantienen las mismas dos: de Venezuela a Honduras (Atlántica) y de Perú y Colombia (Pacífico) a México.

El problema que se ha dado en las disminuciones de incautaciones en los últimos años, a criterio de Gutiérrez, son los tumbes que realizan los grupos de policías en el país, principalmente en la Costa Sur y en el Oriente. “Entonces, la droga que puede haber sido decomisada es robada para venderla siempre en México. El kilo de cocaína que cuesta US$12 mil, el tumbe lo baja a US$8 mil y es ingreso neto para los tumbadores”, opinó.

Según Gutiérrez, cuando el poder político está muy fragmentado es difícil crear pactos con los carteles. Lo que él cree es que se dan acuerdos “a nivel de gobernadores y alcaldes” y cuando son grupos de narcotraficantes grandes puede haber cooptación de policías, “que en lugar de incautar protegen la ruta”.



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