Las agendas criminales podrían representar un “punto ciego” crítico en los intentos por resolver los conflictos armados en Latinoamérica, capaces de sabotear las negociaciones y de arruinar todo el proceso de paz. Teniendo en cuenta estas agendas, en dos procesos de paz que actualmente se están desarrollando en Latinoamérica, podría haber ahora una diferencia entre una paz sostenible y una continua agitación.
Un documento reciente del Foro de Oslo, Strengthening mediation to deal with criminal agendas, pone de relieve cómo las agendas criminales son un creciente dolor de cabeza para los mediadores en los conflictos armados, lo que genera dudas sobre la efectividad de los protocolos probados en el tiempo.
La región está llena de ejemplos de cómo las agendas criminales pueden afectar los procesos de paz. Algunas, como la guerra civil de Guatemala, fueron guerras del pasado, pero produjeron un impacto que se sigue sintiendo hoy en día. Otras, como las negociaciones entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se encuentran en un momento crítico, en el que estas agendas podrían afectar al país, por mucho tiempo en el futuro, si no se tratan adecuadamente.
Los dos últimos años han arrojado también un ejemplo distinto en la tregua entre pandillas de El Salvador, uno de los ejemplos mundiales más significativos de procesos de paz en curso, enfocado exclusivamente en las agendas de criminales, sin rastro de una disputa política o ideológica tradicional. Esto es particularmente relevante en la era moderna, donde el aumento de la violencia se puede atribuir más a la actividad criminal que a la política.
El artículo del Foro de Oslo pone a Guatemala como un ejemplo de los peligros que se pueden dar a largo plazo, al no tener en cuenta las agendas criminales en la mediación de los conflictos armados, destacando cómo los Acuerdos de Paz finales del país, de 1996, no pudieron hacer frente a las agendas forjadas durante los 36 años de guerra civil entre el régimen militar y los guerrilleros de izquierda. Durante ese periodo, se desarrollaron fuertes vínculos entre los militares y