viernes, 26 de abril de 2013

"El Ejército tenía todas las de ley para ejecutar las acciones necesarias"


Zury Ríos tiene los rasgos físicos y la huella ideológica del general Efraín Ríos Montt. Es su heredera política, fue su diputada estrella en los tiempos en que Frente Republicano Guatemalteco (FRG) le sonreían las urnas y el poder de posguerra, y ahora que el exdictador enfrenta cargos por genocidio en un juzgado de Guatemala y no concede
entrevistas, es el camino más corto hacia el pensamiento de su padre. Ha sido también, durante el último mes, casi todos los días y casi a todas horas, su respaldo simbólico en el salón de audiencias. Desde la primera fila del graderío, Zury Mayté Ríos Montt ha presenciado a pocos metros del banquillo de su padre el desfile de muertes y torturas que un centenar de testigos y víctimas ixiles ha arrojado al rostro del exdictador. Como él, apenas ha variado el gesto ante los relatos. Hay entrevistas en las que uno decide no confrontar y opta por dejar que los pensamientos de la persona entrevistada fluyan relativamente plácidos, en un intento por acercarse a lo que esta probablemente cuenta a sus hijos, a sus amigos, a sus iguales. Esta es una de esas entrevistas.

Al presenciar la sala del juicio, da la impresión de que al general Efraín Ríos Montt todo el mundo lo ha dejado solo. 

– Mi padre está entero... Esto es solo un proceso, y mi madre siempre me dijo que uno no debe temer ni a la cárcel ni al hospital, porque cualquier día terminas ahí. Uno tiene que ver la vida de una manera práctica o está perdido. Este es un proceso jurídico, lamentablemente viciado, con un tribunal totalmente parcializado, pero es solo un proceso. Cualquier persona que haya admitido el desafío de participar en la vida pública va a tener que afrontar uno en algún momento de su vida.

¿Por qué afirma que este está viciado?

– El tribunal está totalmente parcializado. Mira la actitud de la presidenta, y de los otros dos señores, que no opinan nada más que lo que ella dice. Está totalmente comprometida… Ya lo vimos en el caso de Las Dos Erres o en el caso Gerardi. Cuando juzga militares se conduce de forma parcializada. Ahora está en contra nuestra y lo entiendo, porque ni el general ni yo votamos por ella para que fuera magistrada de la Corte Suprema de Justicia cuando fue candidata. Yo, incluso, cabildeé para que no fuera magistrada. Por eso tiene una gran enemistad con nosotros, ja ja.

Pudieron rechazarla.

– Ella tiene interés en llevar este caso. Y además, ¿por qué esa prisa, ese interés por acelerar el juicio? En otros casos ha sesionado lunes, martes, miércoles, jueves… pero nunca después de las tres y media de la tarde. Esta vez nos tiene hasta las siete de la noche, y el otro día hasta las ocho, a pesar de que el general Rodríguez Sánchez está en condiciones delicadas de salud. Su trato lleva una carga ideológica de revancha.

¿Revancha hacia los militares?

– Hacia los militares. Y en este caso sé que específicamente tiene algo contra mí y contra el general.

El abogado de su padre dice que este es en el fondo un juicio al Ejército de Guatemala. 

– Es correcto.

¿Por parte de quién?

– De quienes fracasaron en la vida competitiva del país y quieren vivir de la posguerra. Este juicio no le importa a la izquierda intelectual ni a la izquierda que se alzó en armas. No viene de la izquierda progresista. Este juicio ha sido una preocupación de sus hijos, de jóvenes que vieron el proceso en sus padres o sus abuelos, y que viven del posconflicto. El general Ríos Montt significa tanto para Rigoberta Menchú porque para ella es una fuente de financiamiento.

¿Y los ixiles? ¿Y las víctimas?

– Los ixiles votaron por el general Rios Montt de una manera increíble. En Quiché de siete diputados dieron al FRG cinco. Fuimos el partido más votado en todo el departamento. ¡Ese fue el juicio! ¡Al general Ríos Montt ya lo juzgaron políticamente, no una sino muchas veces! Él ha tenido la mayor representación en el Congreso y ha sido diputado por esos votos, y en la última elección, que perdió, quedó en tercer lugar, no quinto, sexto o séptimo, como quedó Menchú. Y el pueblo ixil votó por este partido de gobierno, que es el partido de los militares.

Eso no borra lo que ocurrió.

– Yo no niego que toda guerra tenga un drama y una tragedia, porque entonces no estaríamos viendo la realidad humana no solo de Guatemala, sino del mundo. Pero los que han llegado a declarar son de esos grupos de población en resistencia, de los grupos que se fueron a la montaña reclutados por los guerrilleros. Ubícate en el contexto y en el momento: geográficamente éramos el patio trasero de los Estados Unidos, con un bloque soviético tremendamente fuerte que financiaba a Cuba, a Nicaragua, a México… y nosotros aquí poniendo los muertos. El desafío era tremendo: las tropas oficiales, con cantidad de indígenas, de ixiles, de q’eqchi’s, de k’iche’s… en ningún momento se tenía por propósito, jamás, destruir por razones de religión o por etnia.

Hace cinco años hubiera sido imposible un juicio como este. ¿Han cambiado el mapa de intereses y Ríos Montt ha perdido respaldo?

– No. Esto sucede porque esta gente que vive del conflicto, de la posguerra, al perder la batalla ideológica y cualquier oportunidad política, porque una y otra vez se presentan en las urnas y pierden… Mira cuántos diputados tienen ahorita: uno. Y alcaldes muy pocos. En cada gobierno se fueron metiendo en diferentes partes, penetrando hasta que hoy tienen trincheras en el Organismo Judicial, su gran trinchera en el Ministerio Público, y alguna que otra en la Procuraduría de Derechos Humanos. Desde ahí, triangulan sus operaciones.

¿Está el Ejército dividido en lo que respecta a esta juicio?

– No. Realmente al estamento militar que está de baja, jubilado, le molestan este tipo de cosas. Y a los jóvenes también, porque no hay respeto a la institución, y guste o no guste aquí el Ejército fue el que se ocupó de mantener el Estado, por años. Si no, nosotros seríamos Managua o La Habana, o Venezuela.

¿Guatemala es racista?

– No creo que Guatemala sea racista. Algunas personas, no solo en Guatemala, sino en el mundo entero, han tenido problemas de racismo, de discriminación, de estigmatización.

¿No cree que sea un problema importante…?

– De un país no. Tú me dices: “¿Crees que Guatemala sea racista?”, y yo te digo que no, que solo algunas personas.

Creo que entiende mi pregunta. Me refiero a si hay una cultura racista arraigada.

– Algunas personas lo son. Desde muy pequeños, en el colegio, los niños se molestan con eso; alguien hace algo malo y le dice el uno al otro “mira, no seas indio”. Eso está mal, mal dicho, mal enseñado. Yo acabo de leer las declaraciones de Pablo Monsanto respecto de Rigoberta Menchú y dice: “Bueno, se le entiende a Rigoberta, porque es india, y está llena de resentimiento siempre”. ¡Y lo dice un comandante guerrillero, no lo digo yo! 

Danilo Rodríguez, abogado de su padre, dice que la defensa no niega los hechos, las masacres, las muertes en la región Ixil, sino la responsabilidad sobre esos hechos y su dimensión. Los califica como “excesos”.

– No se puede negar los excesos que se dan en una guerra. Hubo excesos del lado insurgente y del lado contrainsurgente. Ahora, que eso haya sido una política de Estado es falso. Que eso sea genocidio, eso es falso.

¿Qué cree que corresponde a las víctimas de esos “excesos”?

– Obviamente, en primer lugar, hay que acompañar a todas las víctimas, no solo de un lado, sino también del otro. ¿Cuántos miles de oficiales caídos hay? Ahí están sus viudas y sus hijos… ¿O cuántos de población civil, que no eran población en resistencia y tampoco son del lado de la institución militar, pero que fueron amenazados, que fueron capt…, secuestrados? ¿Cuánta gente del sector privado fue secuestrada? Ajusticiada, en palabras de los grupos subversivos. 

Usted distingue entre las comunidades en resistencia y la población civil.

– Es que muchas de las comunidades en resistencia que se van a la montaña son gente subversiva, que coopera con los subversivos. En cambio hay otra población que realmente fue población civil, que siembra, que pone su parcela, que es amenazada por el Ejército o por la guerrilla. A esos hay que acompañar. Hay gente que ha testificado: “No, pues yo no sé quién, con quién estaba haciendo la guerra”; o “Sí, hubo guerra, pero de quiénes era la guerra, no sé”. ¡Claro que sí saben! ¡Que no lo quieren decir es otra cosa!, porque muchos de ellos son hermanos de subversivos, hijos de subversivos, nietos de subversivos. Y ahí están sus nombres en los libros escritos por los subversivos.

Habla de ellos como si todas las víctimas hubieran sido guerrilleros, ¡pero murieron niños!

– Así es. ¿Y quién los reclutó? ¿Quién los puso al frente? Y no ahora ni en esta guerra, sino en todo el mundo, ¿quién los ha puesto al frente? ¿Quién los ha reclutado irregularmente?

¿Y qué correspondía, según usted, hacer con ellos?

– ¿Qué era lo que decía la ley? Que estaba prohibido alzarse en armas por cualquier causa totalitaria. ¿Qué dice la ley? Que yo no puedo traficar droga. ¿Qué dice la ley? Que yo no puedo portar armas.

Habla de la ley, pero nadie tuvo un juicio justo.

– Ah, no, cuando yo llego a Estados Unidos no paso sobre la grama, pero aquí me paso cualquier grama. ¡No puede ser! Por eso quiero ver que lo veas en un sentido global: está escrito en la ley, y todos los que condujeron a la gente aprovechando su ignorancia para explotar el resentimiento y hacer las ilegalidades, pues eso tiene una consecuencia. Consulta la Constitución que estaba vigente, la Constitución de 1965, que decía que se prohibían (esos movimientos) y que el Ejército tenía todas las de ley para ejecutar las acciones necesarias. Imagínate, ¡estaba prohibido el Partido Comunista! Si quien abrió el pensamiento político y juramentó al Tribunal Supremo Electoral fue el general Ríos Montt. Quien nombró un Consejo de Estado donde por primera vez estuvieron representadas todas las etnias –todas, no solo los ixiles, todas– en un Consejo de Estado con voz y voto fue el general Ríos Montt…

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